"En tu mano están mis tiempos." Salmo 31: 15
David estaba triste: su vida se había consumido en la
aflicción, y sus años en el gemir. Su angustia había agotado sus fuerzas, y aun
sus huesos se habían consumido en su interior. Crueles enemigos lo perseguían
con maliciosa astucia, hasta el punto de buscar su vida. En tales momentos él
utilizaba el mejor recurso que hay para el dolor: pues afirma en el versículo
14: "Mas yo en ti confío, oh Jehová." No tenía otro refugio sino el
que había encontrado en su fe en el Señor su Dios.
Si los enemigos lo denigraban, él no devolvía injuria por
injuria; si tramaban quitarle su vida, no enfrentaba a la violencia con
violencia; sino que, sosegadamente, confiaba en el Señor. Sus enemigos corrían
de un lado al otro, usando todo tipo de redes y trampas para convertir al
hombre de Dios en su víctima; pero él enfrentó todas sus maquinaciones con la
sola defensa simple de la confianza en Dios.
Canta: "En tu mano están mis tiempos." Esto es
para él un hecho sumamente alentador: no tenía temor de sus circunstancias,
pues todas las cosas están en la mano divina. No estaba acorralado por la mano
del enemigo, pues su pie estaba en una habitación espaciosa, pues se encontraba
en un espacio lo suficientemente grande para el océano, viendo que el Señor lo
había colocado en el hueco de Su mano. Estar enteramente a la disposición de
Dios es vida y libertad para nosotros.
"En tu mano están nuestros tiempos,
Cualesquiera que ellos sean,
Agradables o dolorosos, oscuros o brillantes,
Cualesquiera que ellos sean,
Agradables o dolorosos, oscuros o brillantes,
Como mejor te parezca que sean."
Extracto del sermón >En tu mano estan mis tiempos^
deliciosa palabra fresca y siempre oportuna la palabra de Dios
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